Pues esto, Hermanos míos, es que el pasado año de 2008 esta plantita (pinchuda como la MQLP) parecía que estaba de moda. Dondequiera que fuera: floristerías de aldea, de barrio en las ciudades, en viveros... hasta me fijé que algunos jardines lucían macizos del plantujo este. Las había de todos los precios y tamaños. ¡Vamos, como el N1H1 en versión Osmanthus). Ya estaba para salir de una tienda y, aprovechando que la "jefa" era la que pagaba, cogí "sin querer" una macetita con el plantujo de al lado y la puse ante las narices de la dependienta para que se lo cobrara. Como mi parienta tiene más vergüenza que yo, por no tirarme la maceta a la calva pagó, pero su rostro presagiaba temporal. Y así fue: una vez en el coche que parece ser que es mío, pero que es de ella, empezó a rezongar a medida que nos íbamos alejando. Pasó de rezongar a decirme cosas que sonrojarían las culatas de los pistones del motor. Mientras, yo, fiel a mí mismo, tarareaba "Unchained melody". Inexplicablemente, entre palabra y epíteto que me dedicaba tenía que respirar, por lo escuchaba lo que yo trataba de tararear (no se ni una palabrade inglés) y se puso roja como una col lombarda. Claro, yo seguí a lo
mío, cuando acabé me puse a destrozar "Monna lisa" de N. King Cole (en inglés también, claro).
Al llegar a casa ya se le había pasado todo y me echó de mala manera del coche (menos mal que ya le había pasado el enfado) y los plantujos que traíamos también corrieron mi misma suerte. Puse un hociquito como si fuera a silbar y en esto que veo que agarra al causante de su enfado y lo levantó a la altura de la cabeza. Me temo que si se me ocurre iniciar el silbido, seguro que me lo corta de un macetazo.
Agarré al "Prota" del enfado y me puse a mirar si habría valido la pena; agarré la Kiukiru y las tijeras y empecé a afeitarle las canillas. A primera vista y después de despojarle de las ramillas más bajas parecía no tener más que hojas pinchudas, bonitas, eso sí.
Fui separando las ramillas con tensores de madera, deshaciendo la espesura, abriéndole los brazos. A ver si tenia pechos que enseñar.
El asunto era buscar donde colocar los separadores, pero pronto dejé de preocuparme:
Separar las ramas más gruesas y eliminar todo lo demás. Claro que una cosa es decirlo y otra hacerlo sin desgraciar a la pinchuda.
Además, entre tanta hoja y ramificación tratar de ver qué rama pueda servir o no se me hacía un dilema.
Aquí, ya con dos tensores puestos, la miro desde arriba - como quien trata de mirar por el escote de una moza- (tiempos aquellos), sin sentir ningún rubor (desvergonzado que soy, oigan), pero aún no le encuentro sentido alguno.
Y mirándole de lado tampoco veo gran cosa. En principio separé tanto como me dejó la Sashi eda, la separé con mucho cuidado, hasta ver que empezaba a agrietarse de manera incipiente la corteza. ¡Parón!
Al colocar y estabilizar la 1ª rama, me dediqué a separar lo que parecía un cogollo de repollo, solo que con púas. Más tijera. Y aparece un principio de algo: de un adefesio.
Una visión de cerca (soy algo miope) me dio alguna esperanza: ya veía algo de leña.
Cortando y aclarando más. A ver si los kamis encontraban espacio para saltar de un sitio para otro. No fueran a vaciarse un ojo contra algún pincho.
Con unas ganas desaforadas sigo limpiando ramillas y hojas. ¡Asús! estoy seguro de que el plantujo ese me odiará para los restos.
Acá ya tenía, más o menos, una idea de lo que la plantuja pide (que la dejen en paz). Pero yo ni caso, la sigo desplumando.
Hasta que decido que ya está bien de hacerle putadas. Que el Osmanthus no tiene la culpa del cabreo de la "jefa".
Al no conocer para nada la especie esta (nunca habíamos sido presentados) mi temor era que no se le diera por vivir y palmara de un infarto de raíces o similar. Tampoco sabía si brotaría desde atrás. Para quedar escuchimizada, mejor ni tocarla, pero el que no experimenta, pues que no sale de dudas, y como la plantita esta se presentó voluntaria, aproveché la ocasión.
Pero sí que brotó, desde atrás, desde un lado, desde el otro, desde delante...
Estaba mona con esos brotecitos rojizos.
Pero me dio la venada y ¡Brotes fuera y pinzado!
Y así está a día de hoy, como parece que aguanta bastante, pues que le queda bastante que sufrir.
Que Dios les bendiga.
viernes, 27 de noviembre de 2009
sábado, 14 de noviembre de 2009
Paz y Caballito de mar
Bueno, pues esto es que una tarde de este recién pasado verano y, hallándome con necesidad de solazarme contemplando el atardecer en esta peste de aldea a la que tengo la desgracia de pertenecer. Mejor digamos que es el lugar donde establecí mis raíces y acá, si Dios no dispone otra cosa (que creo que no) la espicharé. A lo que iba:
Me senté en el pretil del paseo marítimo, solito, y me puse a contemplar el juego de luces del atardecer, saqué la compactita y tiré una instantánea y luego otra. Me puse a mirar la profusión de mújoles cuyas escamas ventrales resplandecían, en sus incansables giros, a los ya débiles rayos del sol.
Estaba en esas y otras meditaciones bastante más profundas (algo así como por qué mi suegra lucía barba y bigote como los cosacos del Volga), algo digno de mencionarse. Cuando de repente veo perturbaciones en la superficie del agua de la pequeña ensenada que forma el puerto de este villorrio, levanto la vista y veo algo nada común (por lo menos para mí y eso que cosas raras he visto la tira). Algo/alguien venía atravesando la ensenada dando gritos como ¡Izquierda! ¡Derecha! ¡Ten sentido! Como yo soy el único al que normalmente le dicen cosas por ese estilo me quedé sorprendido que una voz que no conocía osara darme órdenes en aquel lugar y en aquel tono. levanté la vista y he aquí que un hombre jinete en su caballo venía atravesando la cala.
Me froté los ojos, no fuera que absorto como estaba en las barbas mencionadas más arriba se me hubieran liado en la única neurona que poseo. Pero no, seguía allí aquella visión. Y como no se me desaparecía a pesar de que me restregaba los ojos, pues que decidí sacarle foros. No fuera a quedar por embustero ¡faltaría más.
Se acercó un paisano y le pregunté que qué se suponía que estaban haciendo caballo y caballero, el paisano me contestó que el tal individuo (el caballero) era una especie de "matasiete" de una localidad distante 15 Kms y que, cuando le daba la venada venía a la playa para hacerse un espectáculo privado del que estaba seguro que tenía muchos fans. ¡Y tanto! esta aldea está extructurada en escalones y a buen seguro que al oír sus órdenes, muchos aldeanos, como yo, saldríamos a ver "la cosa" esa. También me contó mi paisano que le habían preguntado al individuo que por qué lo hacía, a lo cual respondía que hacer esos ejercicios sobre arena y con el agua de mar hasta el vientre del animal le sentaba de maravilla para las extremidades y los cascos del caballo.
Pregunté si el caballo se hallaba enfermo y me contestaron que no, que era capricho del jinete/propietario. Obvio es decirlo: se me presentaron razones más poderosas que las barbas de mi suegra en las que meditar. Por supuesto que ignoro que si lo que afirmó mi vecino es cierto o no, por lo tanto no me voy a meter en esas tesituras, pero los ademanes del jinete, su vozarrón (como si el caballo estuviera sordo, joder! y los aspavientos eran propios (creo) de las personas que quieren llamar la atención. Por cierto, que a mí me la llamó y más cuando veía que el noble animal obedecía tanto a izquierda como a derecha cuando se lo ordenaba aquel energúmeno. No se, insisto, si eso es habitual, si lo es ¡menuda faena tienen los criadores de caballos de toda España! Lo cierto es que después de hacer las fotos, pocas, me marché sintiendo vergüenza ajena: No me parece muy ético eso de hacer que el animal hiciera todo aquello a golpe de vozarrón que hacían enrojecer las piedras del malecón.
Dios le perdone.
A Ustedes que Dios les bendiga.
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