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viernes, 19 de diciembre de 2008

A lo hecho... pecho.

Bueno, pues ya que he empezado a andar por un mundo desconocido, por lo menos no quiero que ese mundo me desconozca del todo. Para que esto no suceda diré un poquito por encima (si soy capaz) que es lo que he sido y en qué me he convertido.
Con diecisiete añitos recién cumplidos, y aunque era ilegal, conseguí una plaza de Mozo de cubierta (el equivalente a grumete de antaño) en un barco frigorífico que estaba alquilado por cierta firma comercial viguesa dedicada a la pesca y su manufacturación, para que hiciera la ruta de Vigo a las caladeros de Mozambique.

Veintinueve o treinta días es lo que le llevaba al pobre barquito (lo extraño) hacer la ruta de ida; quince o veinte días haciendo el transbordo de la carga en alta mar (ya se sabe que hay que ahorrar en aranceles portuarios y los españoles en eso, somos maestros) y, de treinta a treinta y cinco días de ruta de retorno a Vigo. Como se ve - a pesar de que tanto en la ida como en el regreso se hacía escala en Walvis Bay, un puerto situado en lo que hoy es Namibia y entonces se la denominaba "Republic of SW Africa", bajo protectorado de Pretoria- el viaje, con buen tiempo, no culminaba antes de tres meses, más bien largos.

Todo ese tiempo daba para mucho: para tener el barco en condiciones de mantenimiento excepcionales y tiempo y retiempo para leer y leer. Ésto, para mí, se me convirtió en algo vital. Debía leer, leer mucho. Los demás compañeros preferían jugar a los naipes o simplemente sudar y sudar tendidos en un catre. Navegar por los mares tropicales sin un mínimo de fresco es una tortura, pero yo venía de una tortura muchísimo peor: trabajar de sol a sol por sesenta pesetas al día y encima insultado y maltratado. Para mí, navegar, fue el Cielo. Vi a Dios y su santa Gloria el día que el viejo capitán me admitió en su barco. Y todo el trabajo que me encomendaban, comparado con lo que había estado haciendo no significaba, para mí, más que mover una pluma. ¡Dios mío! Desayunaba, comía y cenaba. Me pagaban al mes 18.000 pesetas por trabajar tan solo diez o doce horas al día. ¡¡En la gloria me hallaba!!

Sólo una pega: la lectura que había no me satisfacía del todo. En Vigo me procuraba el material de lectura ¡Alabado sea Dios! ¡Como me gustaban las plantas! ¡Como me gustaban las plantas, los árboles y arbustos de Vigo!

Empecé a comprar manuales (entonces aún se podían comprar libros) y libros acerca del mundo vegetal. Y desde 1.974 no he perdido la afición a leer tales libros. También he leído otras temáticas como Geología, Teología... y para romper la monotonía, novelas.

Lo malo que tiene leer y enterarse de que existen cosas de las que uno no tenía puñetera idea es que siempre te obliga a leer más y querer saber más... Y cuánto más lees, más te das cuenta de lo poco que sabes. Así pude comprender ciertos dichos que hablan de que una (o más, por número que no quede) persona con plena lucidez a una edad de noventa o más años ¡vamos cuando uno no debe estar para gaitas! se da realmente cuenta de que no sabe absolutamente nada.

A mí, sin llegar de momento a tales edades, me pasa lo mismo. Pero... ¡Pardiez! con todo lo que he leído no sabré mucho, mas podré incordiar al que sabe más que yo para ir aprendiendo de su sabiduría, y yo no llegaré a saber (eso es fijo), pero podré especular y pensar en lo que si sé que existe. Dios es grande, tan grande que lo llena todo. Parece imposible que algunas personas esperen a morirse para ver a Dios. Yo he desistido de semejante locura, decidí ver a Dios ahora, mientras estoy vivo. Y miro las plantas... también miro a las personas... Y el que no ve a Dios en cualquier rincón, es porque no mira lo suficiente.

Dios os bendiga.

3 comentarios:

  1. Despues de esto uno se explica muchas cosas, ahora se por que eres un hacha en esto del Bonsai. Y sobre todo en botanica, acabop de descubrir tu blog y me alegro, me gusta leer tus dibagaciones.

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  2. Tonecho ¿Te has quedado en stan by? o andas muy liado, espero nuevos artículos, un saludo y felices fiestas.

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  3. Estimado Bonavebe, lo que pasa es que soy muy vago y no tengo las ideas claras.

    Saludotes festivos.

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