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miércoles, 25 de febrero de 2009

Una semilla







Hola. Por razones de "fuerza mayor" no he podido tener una continuidad "potable" en este proyecto de blog. Así que después de esta larga temporada sin poner una entrada... a ver qué tal me sale hoy.

Pues eso, que en como (supongo) en la mayoría de los hogares cada vez que se nos da por comer algo de fruta... si encontramos semillas las solemos poner en el tiesto que más a mano tenemos. En este caso alguien (a saber quien, somos seis en casa) se zampó, seguramente con la mayor fruición del mundo, un kaqui y, aunque la mayoría de los que aparecen actualmente son de procedencia de árboles injertados y manipulados para que los frutos no sean tan astringentes lo que conlleva una alarmente ausencia en la producción de semillas, esta vez hallaron una y la clavaron en la maceta donde tengo un Ombú (Phitolacca dioica) y, como se puede ver, ha germinado.

Claro que una cosa es germinar y otra bien distinta es prosperar después, máxime si está en una maceta con otros individuos con los que entrelazará, seguramente, las raíces.

Por el Ombú no temo mucho, pues ya ha dado muestras de que no lo parte un rayo. Tiene dos docenas de hermanos y todos son comidos por caracoles, aguantan heladas, alguno estuvo varios días con las raíces al aire, sin tierra, lavado por la lluvia... y una vez que percibí lo que le pasaba lo puse en maceta y ¡hala! como si no hubiera pasado nada, se pone en actividad y listo. Temo por el chiquitín Palosanto (Diospyros kaqui), pues no creo que tenga la resistencia de su compañero. De todas formas aún es pronto para elucubrar acerca de su supervivencia. Aún no se deshizo del tegumento y solo asoman, en parte, los cotiledones. Los cuidados y el tiempo dirán.

Que Dios les bendiga.

1 comentario:

  1. Sabia naturaleza que hace crecer a sus vástagos en lugares inverosímiles o no...Esperanza de vida deseo para esta tu nueva plántula, un saludo cordial amigo Tonecho.

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